lunes, 20 de julio de 2015

"RIBEÑO 1995", un veinteañero de la Ribera del Duero

Elaborador/Bodega: Bodegas Rodero, SL
Variedades: Tinta fina
Grado alcohólico: 13%
Precio orientativo: Desconocido
Denominación de Origen: DO Ribera del Duero


Datos sobre la elaboración: Tratándose de un vino del año 1995, del que tengo pocas referencias porque ha sido un obsequio, no puedo ofrecer demasiados datos concretos. Sabemos que la Denominación de Origen Ribera del Duero tiene como variedad de uva emblemática la Tempranillo - en la zona conocida como "tinta fina", si bien actualmente muchas bodegas (y también la que nos ocupa, Bodegas Rodero), añaden pequeños porcentajes de otras variedades como la Cabernet Sauvignon a sus vinos.

Agradezco a la Bodega, con quien me puse en contacto hace unos días vía e-mail, su respuesta. Este Ribeño 1995 es un monovarietal de Tinta fina, y el término "cosecha" que nos indica la etiqueta me confirman desde la bodega que indica que no tiene paso por madera. Este aspecto hace de este vino algo todavía más extraordinario, pues sabemos que la madera, el tanino, le aporta estabilidad y longevidad al vino, además de notas terciarias tanto en nariz como en boca. Todos estos aspectos se deben tener en cuenta a la hora de valorar lo que estamos bebiendo, y simplemente, para mi es un lujo haber disfrutado de este vino joven, con ya 20 años en botella.

 
Otras cuestiones:  La bodega empieza a elaborar sus vinos en el año 1991; en ese momento sus vinos salen al mercado con los nombres de "Ribeño", "Val Ribeño" y "Rodeña". No es hasta el año 1996-1997 que adopta el nombre comercial que hoy día conocemos de "Carmelo Rodero" con el que salen al mercado muchos de sus vinos.

El viñedo  - cuya extensión actual es de unas 120 Ha - se encuentra en Pedrosa de Duero (Burgos) en cotas relativamente altas, entre los 750-850 metros. Hay un clima continental bastante extremo, con temperaturas muy bajas en invierno, pluviosidad en torno a los 400 mm/ año, que marca la vivacidad de esos vinos y su potencial de guarda. Terreno arcilloso en su mayoría, aunque también con cantos rodados, caliza, muy pobres en materia orgánica.

Entrando propiamente en lo que es el análisis del vino, cabe hacer una pequeña mención al manejo del mismo, y en concreto a la mecánica de  apertura de la botella. Generalmente, y más si desconocemos en que condiciones ha estado guardado el vino, es muy probable que el corcho se encuentre ya algo deteriorado y en un estado de conservación tal en que lo más adecuado es el uso de un abridor de láminas.  Así lo he hecho, aunque debo decir que el corcho estaba en tan malas condiciones que solo al introducir la más larga de las láminas ya se intuía lo que iba a pasar...el corcho se deshacía. Con paciencia, sumo cuidado,  y el uso del abridor de lamas primero, y del abridor convencional después, he conseguido destapar la botella sin que ninguna porción del corcho cayese al vino.

Nota de Cata

 
Visualmente es un vino limpio, aunque con un brillo algo apagado, de color pardo intenso y reflejos anaranjados. Es el perfil visual propio de un vino de una añada antigua, y con notable evolución.  Sigue siendo, no obstante,  un vino con cierta profundidad, de capa media-alta. Lágrima incolora, abundante, gruesa y de caída sostenida.

En nariz hay buena intensidad aromática y ciertamente agradable. Notas de madera vieja envinada, encurtidos, algo de acetato de etilo. El reposo en copa y posterior aireación nos traen a la nariz notas de fruta roja en confitura, hierbas aromáticas, balsámicos, y también una paleta de aromas especiados (clavo, pimienta negra de grano).

La boca nos sorprende con un vino todavía vino y bien bebible, con algo menos de estructura de lo que en su día debió tener, pero con una calidez aún presente y una acidez suficiente, si bien en claro declive. A nivel gustativo el vino está fabuloso, hay café, regaliz negra, notas de caramelo quemado y una parte frutal de pasificación y gran dulzor (dátiles, uva pasa) que, salvando las distancias, nos puede recordar  a la boca de un Pedro Ximénez.

El tanino está todavía presente si bien muy redondito y domado a consecuencia de estos muchos años en botella, con lo que, resumiendo, es un vino muy agradable de beber si sabemos comprender esas notas de evolución que evidentemente presenta.


Conclusión y maridaje. Cuando nos enfrentamos a una botella de estas características, con más de 20 años de antigüedad, hay una cierta expectativa por saber cómo va a estar el vino y eso, en si mismo, es ya emocionante.
 
Si una vez abierto  tenemos la suerte de encontramos con un vino todavía vivo, aunque distinto a lo que en su momento álgido debió ser, hay valorar lo que estamos bebiendo. A mi me parece maravilloso poder disfrutar de una botella con una historia detrás, pensando en qué condiciones se elaboró, cómo ha llegado a nuestros días, por cuántas manos habrá pasado, etc, y ver que pese a todo, el vino ha sobrevivido y se ha reservado para darlo todo en el momento de ser abierto. Es beberse una parte de la historia.

A nivel de maridaje estos vinos son también complicados porque hay muchas notas de evolución tanto en nariz como en boca y porque son vinos muy delicados. A mi me parece un vino estupendo para una buena tertulia-sobremesa, o para acompañar una buena tabla de quesos que ponga punto final a una buena comida.

 

2 comentarios:

  1. Muy bueno poder disfrutar de esta ruta con los vinos de la calidad de ribera del duero.
    vinos de ribera del duero
    Saludos

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    1. Gracias Zeta por dejar tu comentario. Disculpa el retraso en la respuesta...pero por motivos ajenos a mi voluntad hace algunos meses que no accedía al Blog. Sin duda, como dices, tanto a nivel vinícola, como gastronómico, o simplemente turístico, la zona de la Meseta castellana merece una visita. Salud!!

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