martes, 26 de enero de 2016

MOVIA REBULA 2011




Elaborador/Bodega: Hisa Movia (familia Kristancic)
Variedades: Ribolla 100%
Grado alcohólico: 13%
Precio orientativo: 17 €



Datos sobre la elaboración: El vino se elabora a partir de la variedad "Ribolla", procedente de un viñedo de 65 años. La uva se recoge tardíamente, cuando alcanza cierta sobremaduración. Fermenta en grandes depósitos con levaduras indígenas y en contacto con sus pieles, y sigue todo un proceso sin adicción de azufre, añadiéndose sólo una pequeña cantidad en el momento del embotellado. Una vez fermentado, pasa a barricas de roble de 220 l, donde permanecerá un total de 18 meses. Seguidamente se embotella, sin filtrar.

Otras cuestiones: El viñedo tiene una extensión de 22 ha, ubicadas en la frontera entre Italia y Eslovenia, mayoritariamente con suelos de margas.

  

Nota de Cata

 
He probado vinos eslovenos en algunas ferias a las que he asistido, así como también vinos italianos de la denominación Friuli-Venezia-Giulia, en la que algunos productores, precisamente por compartir esa cercanía geográfica, elaboran sus vinos de la misma forma. Son vinos que una vez que se prueban, te gusten o no, los identificas y los recuerdas, porque tienen una identidad propia en la que es fácil identificar esas particularidades en la elaboración. Hablamos de largas maceraciones con pieles; en ciertos casos,
empleo de vasijas de barro en la fermentación y en la crianza, o en ocasiones,  largas crianzas en fudres de madera de gran tamaño, a veces abiertos, en otras ocasiones no.

Este Movia Rebuda tiene un color subido, de tonalidad ambarina, limpio y brillante pese a que la botella nos indica que se trata de un vino sin filtrar. La vista, pese a no ser un elemento fundamental en la cata de un vino, en este caso ya nos incita a pensar que éste no es un blanco fácil, fresco y frutal.

La nariz es franca, limpia, muy fresca, con notas balsámicas y sobre todo resinosas. Hay un fondo dulzón, de cierta madurez, que nos recuerda a la miel, y a la carne de membrillo y orejones. Si aireamos la copa, se vienen arriba esas notas de frescura, balsámicas de eucaliptus, resina y laurel. Ciertamente el perfil aromático no es el que estamos acostumbrados habitualmente.

La entrada en boca es contundente, untuosa, con personalidad. El vino tiene una acidez muy desbordante, aunque nos deja un final de boca muy intenso y sabroso que rememoramos durante varios minutos en nuestras papilas. Hay estructura, también una calidez bien presente, y un postgusto de albaricoque en compota que aporta ese dulzor y al mismo tiempo esa chispa de una fruta ácida como es esta. El vino casi puede masticarse; podemos percibir esa ligera tanicidad que da en estos blancos la larga maceración con sus pieles.

Si bien en nariz no es tan evidente, la boca si nos muestra un poco ese carácter de vino natural; encontramos una cierta rusticidad en forma de aromas de quitaesmaltes, y una notable presencia del acetaldehído que, sin embargo, no encuentro molesta.

Un vino con carácter, que nos hace salivar y que se aleja un tanto de los vinos que probamos habitualmente.

Conclusión y maridaje. La estructura del vino me lleva a pensar en un vino eminentemente para acompañar una comida, más que para tomar a copas. El otro de sus rasgos principales es su vibrante acidez lo que nos lleva a una buena sintonía con platos grasos, e incluso con algunos que aparentemente están predestinados a un vino tinto. Yo lo he maridado con un "Cap i Pota" y el resultado ha sido más que aceptable.