sábado, 4 de abril de 2015

"AIRE EN EL PATIO 2013", Cuenca también existe

Elaborador/Bodega: Bodega El Patio
Variedades: Airén 100%
Grado alcohólico: 12 %
Precio orientativo: 10-12 €
Denominación de Origen: no tiene

Datos sobre la elaboración: El vino es un monovarietal de Airén, y como el resto de vinos de la bodega, tiene la consideración de vino natural. No se efectúan tratamientos químicos a la viña, tan solo se hace poda en verde (en algunos casos desechando hasta un 60% de los racimos), con lo que se obtienen rendimientos siempre muy bajos.
 
En concreto, el "Aire en el Patio" tiene 100 días de maceración con sus pieles, y una crianza durante 10 meses en barricas de roble de 2º o 3r uso, de forma que pese a esa larga crianza la uva es siempre la protagonista. La singularidad de este elaborador reside también en su forma en que fermenta y cría sus vino, ya que esos procesos se llevan a cabo en barricas abiertas y colocadas en posición vertical.

Otras cuestiones: Samuel Cano, artífice de los vinos de la Bodega el Patio, decidió no hace demasiados años poner en marcha su pequeña bodega en el patio y las habitaciones de una antigua casona ubicada en Mota del Cuervo (Cuenca), lo que ha dado nombre a la bodega. Con anterioridad, él y su familia se han dedicado y dedican a la agricultura, en varias fincas que se encuentran en el vértice de las províncias de Cuenca, Toledo y Ciudad Real. Es quizás por este motivo que entre los viñedos puedan verse plantaciones de patatas, ajos o cebollas.

   

Nota de Cata
 
Hay vinos que nada más verlos en la copa, justo cuando los estamos sirviendo, sabemos que son vinos peculiares. Y este vino de la Bodega el Patio, es uno de ellos. Pese a ser un blanco, estamos frente a un vino con un color piel de cebolla intenso o también podríamos definirlo como un color miel, y los reflejos son de un cobrizo intenso muy impactante. Esta coloración se debe a que "Aire en el Patio" se elabora con maceración pelicular de nada menos que 100 días.  Por acabar con la descriptiva de la parte visual, sin duda siempre la menos relevante, decir que el vino es algo opaco, carece del brillo que estamos acostumbrados a ver en los vinos blancos, y vemos al airearlo cierta densidad, dejando en la copa una lágrima gruesa y de caída lenta.

La fase de nariz es franca y agradable de buen inicio; con aromas y notas que súbitamente identificamos como no convencionales, difíciles de concretar, y que sí podemos reconocer si hemos catado algún que otro "vino natural", como es el caso. Notas de fruta de hueso compotada (albaricoque, melocotón de viña) junto a aromas balsámicos de hierbabuena, eucaliptus, y un fondo de resina de pino, que en conjunto le confiere una presencia fresca.

Si aireamos el vino afloran las notas más profundas, más intensas, se marca mucho más el carácter balsámico y fresco, apareciendo también notas de mineralidad y en algún instante incluso se asoman pinceladas de fruta roja de bosque (grosella, mora de zarza).

La boca es golosa desde el primer segundo, el vino es amplio, con mucho volumen y con la untuosidad que ya en el movimiento del vino en copa se podía intuir. Va sobrado de acidez, que es quizá una de las señas de identidad de la variedad Airén, pero como el vino tiene cuerpo y también algo de tanino pese a ser un blanco (por la larga  maceración con pieles ya citada), no es este un rasgo negativo, antes al contrario. Hay una más que notable persistencia en boca, y nos deja recuerdos de pomelo y piel de naranja amarga.


Conclusión y maridaje. No es este un vino convencional, pero es un ejemplo de buen trabajo de bodega con una variedad poco apreciada por lo general, y un magnifico ejemplo de lo que es un buen vino natural. Vinos así son la mejor carta de presentación de los vinos naturales ante el consumidor que quiere hacerse con cosas diferentes.

Aunque ya hace tiempo que lo caté, a mi me recuerda bastante a uno de mis vinos preferidos: el "Bassots" de Escoda-Sanahuja, que si bien está elaborado con otra variedad (la Chenin Blanc), en otra zona vinícola (Conca de Barberà) sí que tiene ciertas semejanzas en su elaboración o cuando menos, en lo que es su análisis sensorial, a mi me resultan vinos "cercanos".

Volviendo a "Aire en el Patio"´, su complejidad, grosor en boca,  estructura y persistencia casan a la perfección - pese a tratarse de un vino blanco - con carnes blancas (conejo, cerdo, pollo)  y, porque no, platos de caza de pluma.

 

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