sábado, 9 de abril de 2016

COMER Y BEBER EN JEREZ


El lunes y martes pasado estuve en Jerez haciendo el curso de "Sumiller especializado en vinos de Jerez", del que hablaré en otro artículo. No quería desaprovechar la oportunidad para hacer un pequeño comentario sobre un par de sitios muy recomendables en Jerez donde comer, tapear, o simplemente tomar unos vinos, como son el "Tabanco El Pasaje" y el "Restaurante Albalá"
 
Aterricé en Jerez a eso de las 5 de la tarde del domingo día 3 de Abril. Había estado allí antes, aunque lo hice en mi propio coche, así que esta vez pude comprobar que desde el aire Jerez es un mosaico compuesto por retales de tierra de distintos colores. Me sorprendió especialmente ver que muchas de esas piezas del puzle eran verdes, de distintas tonalidades, junto a  blancas de las tierras albarizas  - que ya esperaba - y las rojizas y marronáceas de las zonas más arcillosas.
 
Ya callejeando por la ciudad, Jerez me recibe como cualquier otra ciudad en una tarde de domingo, solitaria en muchos de sus barrios, y con muchos de sus establecimientos cerrados a cal y canto. Camino y camino, descubro plazas que no había visto, y sobre todo me embriago con ese perfume de flor de azahar que domina el ambiente, que proviene de los naranjos plantados en muchas de las calles de la ciudad.
 
Llevaba una idea de los sitios que debía visitar para comer ya que antes de viajar había estado consultando en internet y haciendo mi particular selección. En la práctica, el escaso tiempo que me dejó el curso, solo me permitió visitar los dos antes citados, y el resto quedarán para una próxima ocasión. Así que vamos a ello:
 
Tabanco el Pasaje.  Era mi primera opción, todo hay que decirlo, aunque en la práctica se convirtió en la única porque en mi paseo de la tarde pasé por delante de otros de los Tabancos que hay en la ciudad y el domingo estaban prácticamente todos cerrados.
 
Los Tabancos son unos establecimientos que últimamente están resurgiendo en Jerez, donde se despachan vinos a copas, y se pueden tomar tapas, a menudo con baile o cante flamenco en directo. El nombre de este tipo de locales viene porque en sus inicios, allá por los años 20, se vendía también tabaco.
 
El Tabanco el Pasaje, es el más antiguo - data de 1925 - y además, es el único de todos ellos que ha permanecido siempre abierto. Su nombre se debe a que tiene dos puertas, que comunican dos calles paralelas, a modo de pasaje.
En el Tabanco el Pasaje el tiempo parece haberse detenido; la barra es la original de su apertura, de madera maciza en la que hay incluso una pequeña ranura por la que antiguamente los clientes introducían las monedas para pagar. Tal era la concurrencia allí que los camareros no perdían el tiempo ni para abrir y cerrar la caja. La decoración como veis en las fotos es también muy auténtica, con fotos de folclóricas, carteles del mundo taurino, etc.
 
Cada noche, a eso de las 21 horas, se ofrece un pequeño espectáculo de flamenco, con guitarra y cante, que unido a los vinos que allí se sirven, nada más y nada menos que procedentes de la Bodega Maestro Sierra, hace que este sea un sitio mágico. Se sirven vinos a granel de dicha bodega (finos, amontillados, olorosos) a precios irrisorios  - entre 1- 1,50 el vaso -, pero también hay manzanillas, cervezas, y otros vinos de la zona.
 
Para llevarnos a la boca, porque no sólo de vino vive el hombre, hay muchas tapas, en su mayoría frías: mojama, queso curado, queso con membrillo, morcilla, chorizo, y alguna caliente, como alcachofas con jamón o lomo al oloroso.
 
Si estás en la barra tu cuenta la llevan apuntando lo que tomas con tiza, como puede verse también en las fotos. Sinceramente, es un lugar auténtico y que no hay que perderse.
 
 
 
Restaurante Albalá. Había oído hablar muy bien de este sitio, y la verdad es que cumplió sobradamente con las expectativas. Bien es cierto que lo visité el lunes, después de un día intenso de curso que acabó a eso de las 21:30 horas, así que pasé por el Albalá a tomar una cenita ligera que es lo que me pedía el cuerpo.
 
Albalá es uno de esos restaurantes de corte moderno que hay hoy en día; quiero decir con ello que me parece un restaurante donde se cuida y mucho el producto y la cocina, pero donde el escenario no es el de un restaurante clásico. Hay mesas dispuestas a lo largo de las paredes del restaurante, y unas largas barras altas en la parte central en las que se puede tomar una copa de vino (la carta es muy extensa, especialmente en vinos de Jerez a copas), o también comer o cenar, de una forma algo más informal.
 
Los precios considero que son ajustados a la materia prima que el restaurante nos ofrece y a la elaboración de los platos. En mi caso cené una ensalada de mini hojas con aliño thai, langostinos con harissa, wakame y frutos secos, y una tapa de cochinita pibil y cebolla roja sobre pan de cristal. Para acompañar esto, y especialmente la cochinita pibil, que es un plato con un punto picante, me tomé una copa de Palo Cortado Marqués de Redil, de Bodegas Hidalgo.  La ensalada era ciertamente abundante, y la tapa también era lo suficiente como para rematar un día bastante intenso. Todo por unos 17 €.
 
En definitiva, un sitio al que preferiblemente hay que ir con cierto apetito para poder probar varios de los platos que elabora el chef Israel Ramos. Buen producto, buena ejecución, y un toque de vanguardismo, junto a una extensa carta de vinos a copas. ¿Se puede pedir más?
 

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